Regalo de Navidad



En estos días en que se acerca la Navidad, las calles se adornan, y esas pequeñas lucecillas brillando por doquier me recuerdan lo necesaria que es la luz en nuestro mundo, últimamente tan sumergido en oscuridad. Quizás, aprovechando los adornos navideños, deberíamos volver de nuevo a adornar nuestros corazones y nuestras almas. Es cierto que hay personas que son como rayos de luz alumbrando habitaciones sombrías allá por donde vayan, pero aquellos seres que solo somos pequeñas sombras enamoradas de la luz, podemos arreglar nuestro pequeño templo interior y dedicar al mundo una sonrisa o un abrazo, porque habrá quien esté tan sumido en la oscuridad que no pueda ver, y tal vez nuestro pequeño gesto de iluminarnos por dentro, tal y como están las calles por fuera, quizás esa sonrisa regalada proporcione algo de calor, y su oscuridad ya no sea tan profunda.

Quisiera regalar estrellas-guías que recuerden a todos el camino a casa cuando nos perdamos, pero como no me es posible, os regalo esta poesía, en la que este pequeño ser de agua y sueño sigue persiguiendo, como siempre, estrellas fugaces y creyendo que otro mundo es posible.




En fin, esto va para los soñadores, idealistas y supuestas “causas perdidas” de este mundo: seguid soñando y construyendo ese otro mundo posible. Yo, como “causa perdida”, creo en vosotros.








Noches de invierno, cubiertas de polvo de luna llena
y yo sola esperando;
el mundo grita que la magia no existe,
que todo es ilusorio e irreal,
más quizá esas noches frías de invierno,
en donde la luna brilla alumbrando el frío,
en donde mi alma llora desgarrando estrellas y
pedazos de oscuridad danzan por doquier.
En esas noches de frío invierno,
pequeño ser de agua y sueño,
oscura sombra enamorada de la luz,
las lágrimas de la luna y el agua de mil estrellas fugaces
te envuelven y sabes que la magia existe,
que te acompaña pegada a tu pequeña piel de sombra,
de agua y sueño,
y lo real es irreal,
y el mundo está lleno de seres invisibles que no vemos,
pero que nos protegen, 
y la tierra ríe jugando con las flores,
y yo sigo esperando mientras la verdad sonríe tras de mí,
mientras la soledad convive con mi piel...



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